martes, junio 09, 2009

El día que me caí de la realidad

Me desperté por la mañana y estaba en un mundo diferente. ¿Dónde estaban los coches, donde estaba la contaminación, donde estaba la falta de tiempo de las personas? A través de mi acuario podía mirar la vida muy bonita, las personas felices, trabajando por el bien de los otros y aprovechando los buenos momentos juntos. En las calles, niños iban en bicicleta, sus padres también, o en autobuses muy silenciosos y sin humo. Me acuerdo de una vida con muchos coches en las calles, atascamientos inmensos delante mi acuario, personas mal humoradas y sin tiempo para vivir sus vidas, sin tiempo para vivir lo que importa y, a veces, sin tiempo hasta para descubrir lo que importa. Los días de la semana eran llenos de tareas y mucho trabajo, trabajo ese que a veces era hecho sin amor, solo por dinero, y, a veces, sin ética, sin verdad. Siempre pasaban delante de mi acuario personas tristes, sin ganas de vivir, sin esperanza, siempre preocupadas por las cuentas, por la crisis, por la contaminación del medio ambiente, pero poco podían hacer por esas cuestiones. Me acuerdo también de los fines de semana, cuando todos se alegraban y salían, algunos trabajaban, pero la vida era un poco mejor esos días. Recuerdo la canción de Fantástico, que siempre dejaba las personas menos felices, pues era una señal que la semana y el trabajo iban a empezar. Los niños crecían cada vez más ligero, las personas mayores vivían más que sus padres o abuelos habían vivido, y cada vez más uno se preocupaba en prolongar su vida, aunque no supiera por qué. Me acuerdo de que Dios estaba olvidado en el mundo, pocos creían en él o confiaban en su amor. Así, muchos vivían sin límites, sin amor, sin esperanza. Había cosas buenas, claro. Yo tenía un blog, la Internet estaba haciendo las personas más próximas y a veces más lejos, pero también más informadas, y el mundo cambiaba muy deprisa, tan deprisa que yo no podía acompañar todos y a veces no sabia más lo que hacer en mi vida, quién era o adonde iba. Todo que quería era una vida sencilla, un agua calma, más comprensión, paz... Miré el calendario y el marcaba el veintiuno de marzo de 2040. Dios! ¿Qué pasó? ¿Qué momento de mi vida había perdido? Como el mundo había evolucionado así, sin que yo me diese cuenta? Decidí entonces vivir esta vida buena... fue cuando me di vuelta para nadar y me caí de las piedras azules.. y me desperté en 2009.

No hay comentarios: